Le oí decir una vez al viajero que, cierto día, cerca del Hoogly, sintió ganas de sentarse, de no caminar más ese día. Quería ver que había más allá de las bocinas de los coches, los tubos de escape humeantes, el polvo que lo inunda todo, quería ver a la gente de Calcuta caminar, mirarles a los ojos, quería ver y ver como miran ellos. Decía el viajero que le gustaba entonces cerrar los ojos y escuchar los sonidos del sitar, del sarod, de la tabla, sonidos antiguos de una herencia perdida en los tiempos remotos, que podía soñar con caminar con los pies desnudos por los arrozales de Bengala, embriagado de los colores que tiene aquí la vida, tocar los las manos, con los labios... besar con los ojos cerrados la vida a la orilla del ganga, al atardecer, cuando el cielo y el cauce sagrado se funden en el mismo gris, en el mismo azul.
lunes, 23 de marzo de 2009
domingo, 8 de marzo de 2009
INGENIERIA DE ESTRUCTURAS
Avive el seso e despierte... la mente del letargo que los ordenadores, herramientas sin las cuales ya no sabemos vivir, parece que nos sumergen en la falta de imaginación, creatividad, de ser manufactureros, sudar y crear.
Los chicos de Arambol Ingeniería, amigos míos de los que estar orgullosos, pero ingeniería competente donde las haya, disfrutarían muchisimo, no me cabe la menor duda, de ver las estructuras de templos, andamios, obra civil, etc que caminando por las calles de toda india se pueden ver hechas de cuerdas y palos, elogio al bambú.
A veces uno tiembla de miedo solo de pensar que esos andamios de bambú son hizados a mano, donde los hombres con los pies desnudos, los suben, los crean, atando varal a varal, y forman esas estructuras que siempre nos maravillan y que hechando la vista atras podemos imaginar que todos los templos, todos los edificios, todo, incluso el delicado, suave y perfumado Tal Mahal vio la luz rebozado de estos puzles de bambú.
martes, 3 de marzo de 2009
MECANIZADO
Caminabamos por estas calles para cumplir una promesa. No esperabamos encontrar nada nuevo, lo de siempre, mucha gente, muchas cosas, mucha suciedad... pero mucha vida también; de hecho, fue al salir de Nobo jibon (nueva vida en bengalí), nuestra promesa, mi promesa a Rober y Marta, cuando empecé a ver por el suelo aquello que me parecían virutas de mecanizado.
La primera vez no le dí importancia, imaginaciones mías -me dije- eso es que tienes ganas de acción. Pero claro, cuando lo que ves se repite, y se repite y ves ya virutas por todas partes es cuando la curiosidad que todos llevamos dentro empieza a reclamar su papel en la obra. Así que, cual perro policia, me puse a mirar por todas aquellas bocacalles que cruzaba, todas las puertas y me encontré con que aquello era una calle dedicada al mecanizado. Pude ver varios tornos y fresadoras en lugares más adecuados para vacas, cabras, ovejas y cerdos. Pude ver montañas de virutas que se estaban cargando en camiones y que terminarían en alguna de las acerías que hay cerca de Kolkata. Pidiendo permiso antes, hice una foto a este artesano del torno, y va dedicada a Ramón (no puedo por menos que poner que no quieres reconocer que el lechazo de Palencia es mejor que el de Aranda), y puestos a dedicar, a toda la gente que trabaja en fábricas.
Lo que más me llamó la atención fue como no se necesitan unas grandes instalaciones para empezar, con mucha infraestructura de por medio. Para ellos, para este tornero en concreto, simplemente una choza de unos 8 metros cuadrados de paredes de adobe, que en otro tiempo glorioso fueron pintadas de blanco, con una toma de luz (vaya usted a saber si recibe factura por ello), y su saber hacer, le bastan y sobran para crear piezas y ganarse así la vida. Ambición medida.
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