Probablemente a la persona a la que más intensamente he visto desarrollarse, desde el punto de vista profesional, haya sido a mi compañero Manex.
La historia empezó hace un año, cuando nos lanzamos a la aventura de conquistar India, con los ojos bien abiertos, y la mente como una esponja de mar, para absorver todo lo percibible.
Después de un año ya podemos empezar a rememorar viejas historias de veteranos, como los sangüiches de pepino y tomate, de la sauna que ha sido el premonzón, de los jugosísimos mangos, del valor del silencio, de lo delicioso un trozo de pan, por no hablar del chorizo, jamón, y otras cosas que suelen estar lejos. Gracias a Rase, se nos ha hecho más llevadero, realmente, su presencia cambió el panorama. Ya no consistia en pasar largos periodos de supervivencia, ahora por lo menos ya podíamos comer auténtica comida de casa.
Manex echaba de menos a la familia, allí, en Legorreta, pero se llevó consigo el sentimiento de pertenencia a otra familia. El tiempo, que da perspectiva, le podrá hacer revivir en los recuerdos al pequeño equipo, la pequeña familia de Ulubería, la primera venta, la primera puja, el sentimiento de orgullo de pertenencia a la empresa de los prakases... y a la familia de Hilandpark.
Una bonita crónica de este año ha sido su blog:
En el se refleja como fuimos descubriendo nuestro entorno y a nosotros mismos en un pais que cuanto menos, se puede decir que no deja indiferente a nadie.
Ahora Manex ha cedido el relevo a Iñaki. Uno más para la familia. Y seguiremos creciendo, claro que sí.
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