domingo, 27 de septiembre de 2009

DURGA PUJA















Si algo hay grande para los bengalíes es su fiesta de la adoración de Durga, o Ma Durga, madre Durga.
Son días muy especiales, en los que deben estrenar ropa todos los días, ahora bien, los que pueden, claro. Las mujeres llevan sus más preciados ejemplos de joyería tradicional y los hombres, procuran vestir también con su kurta largo.







El bullicio de las calles, la congestión, en número sigue siendo la misma o mayor si cabe, pues vienen de las aldeas para disfrutar de los fastuosos pandals de la ciudad. Los pandals son templos fabricados con bambú, cuerdas, telas, esterillas y poco más; tienen una increible resistencia, pues constantemente están llenos de gente y no se caen, gracias a Dios. La vida de estos templos es muy limitada, apenas lo que duran las fiestas, cuatro o cinco días a lo sumo, pero dos meses antes se empieza a ver actividad constructora. Los ojos de la gente se paran en ese incipiente templo, del que desconocen la forma y piensan que ya pronto es la Durga Puja.









En el tempo se pueden encontrar constantemente a los bramanes, recitando las plegarias, atendiendo a los fieles, y a un grupo de músicos muy especial, pueden ser de uno a tres tamborileros más un niño con un platillo. La música, ruido, de los tambores más el platillo es ensordecedor, aunque, observando a la gente, parece tener un efecto hipnótico, pues siguen con el movimiento de su cabeza, con las manos, o vailando enloquecidos, la dudosa melodía de estos instrumentos.








Pero el tempo, o mejor, sus aledaños, es también un lugar de reunión. Allí, las familias, los amigos, se encuentran, se saludan, se miran, se sonrien, se vendicen y maldicen, vamos, nada que sea nuevo.





Pero, ¿es de verdad la india un pais donde la espiritualidad está a flor de piel o simplemente es una apreciación del viajero, ansioso por encontrar aquello que busca? Las habas se cuencen en todos los sitios, y si bien Dios está en todas partes, creemos que porque sea más exótico y diferentes los ritos y ceremonias que las que conocemos de cerca, viven a dios más intensamente. Para mí, nada más lejos de la realidad. La globalización es una realidad, y real es que la gente se preocupa de sobrevivir, de alcanzar confor, seguridad, estatus... poder. Somos iguales en todas las partes. Y como siempre, la fiesta no es para todos.










La Durga Puja termina cuando los idolos son devueltos al Ganges, de donde salió el barro de donde se hicieron carne.

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