Si algo hay grande para los bengalíes es su fiesta de la adoración de Durga, o Ma Durga, madre Durga.
Son días muy especiales, en los que deben estrenar ropa todos los días, a
hora bien, los que pueden, claro. Las mujeres llevan sus más preciados ejemplos de joyería tradicional y los hombres, procuran vestir también con su kurta largo.
El bullicio de las calles, la congestión, en número sigue siendo la misma o mayor si cabe, pues vienen de las aldeas para disfrutar de los fastuosos pandals de la ciudad. Los pandals son templos fabricados con bambú, cuerdas, telas, esterillas y poco más; tienen una increible resistencia, pues constantemente están llenos de gente y no se caen, gracias a Dios. La vida de estos templos es muy limitada, apenas lo que duran las fiestas, cuatro o cinco días
a lo sumo, pero dos meses antes se empieza a ver actividad constructora. Los ojos de la gente se paran en ese incipiente templo, del que desconocen la forma y piensan que ya pronto es la Durga Puja.
En el tempo se pueden encontrar constantemente a los bramanes, recitando las plegarias, atendiendo a los fieles, y a un grupo de músicos muy especial, pueden ser de uno a tres tamborileros m
ás un niño con un platillo. La música, ruido, de los tambores más el platillo es ensordecedor, aunque, observando a la gente, parece tener un efecto hipnótico, pues siguen con el movimiento de su cabeza, con las manos, o vailando enloquecidos, la dudosa melodía de estos instrumentos.
Pero el tempo, o mejor, sus aledaños, es también u
n lugar de reunión. Allí, las familias, los amigos, se encuentran, se saludan, se miran, se sonrien, se vendicen y maldicen, vamos, nada que sea nuevo.
Pero, ¿es de verdad la india un pais donde la espiritualidad está a flor de piel o simplemente es una apreciación del viajero, ansioso por encontrar aquello que busca? Las habas se cuencen en todos los sitios, y si bien Dios está en todas partes, creemos que porque sea más exótico y diferentes los ritos y ceremonias que las que conocemos de cerca, viven a dios más intensamente. Para mí, nada más lejos de la realidad. La globalización es una realidad, y real es que la gente se preocupa de sobrevivir, de alcanzar confor, seguridad, estatus... poder. Somos iguales en todas las partes. Y como siempre, la fiesta no es para todos.
La Durga Puja termina cuando los idolos son devueltos al Ganges, de donde salió el barro de donde se hicieron carne.